Diez formas para mejorar el Servicio de Adoración en la Iglesia
1. Enfocar en Dios cada elemento del servicio El culto es por definición la adoración de Dios. Así que, ¿por qué incluir en el servicio algún elemento cuyo enfoque no esté dirigido hacia Dios? Revise el orden del culto que usted practica y pregunte en cada parte: ¿Esto está enfocado en Dios? Si no es así, quite esa parte o déjela para el inicio o el final del servicio. Específicamente, cuestiones como los anuncios, la bienvenida que se da a los visitantes, el saludo fraternal deben tener su ocasión, pero no realizarse de manera que se pierda el enfoque de que se está participando de un culto al Señor, entonces es mejor programarlos en un momento que no desenfoque a las personas del centro de la adoración. (ver consejo 3)
2. Tener un claro soporte bíblico para cada elemento del servicio Revise una vez más cada parte del culto y pregunte en cada elemento: “¿hay base bíblica para hacer esto en el culto?” (Todo lo que se hace en el culto es un elemento del culto, al igual que cantar, predicar y orar, etc). Hay una diferencia entre los elementos del culto y las circunstancias del culto, las circunstancias se refieren a cosas como: la hora a la que se realiza, la duración, el color de la alfombra, el uso de amplificadores, etc. La Biblia no nos habla con respecto a las circunstancias, pero sí nos habla con respecto a las actividades del servicio. No razone de la siguiente forma: “La Biblia nos manda a alcanzar a la gente, y pienso que este aspecto del culto nos ayuda a alcanzarlos”. Se necesita una base bíblica más fuerte para defender un elemento del culto. Dios sabe mejor que nosotros cómo le gusta ser adorado, y no nos ha dejado a nosotros para adivinar lo que a Él le agrada. Hay que presentarse delante del Señor con la confianza de que todo lo que se va a hacer el servicio está ordenado en la Biblia, o se halla un ejemplo, o una clara inferencia de que se permite esa actividad. Usted no debe temer en eliminar cualquier parte del servicio para la cual usted no pueda encontrar una sólida base escritural. Si las iglesias practicaran solo estos dos principios, habría un gran cambio en la actual forma de adorar.
3. Ofrecer a Dios un servicio aceptable (adoración), con temor y reverencia. (Hebreos 12:28) La Biblia no solamente nos dice algo con respecto a lo que comprende un servicio de adoración, sino que también nos dice algo con respecto al “cómo hacerlo”. La adoración a Dios que es aceptable no se resume en solamente realizar las prácticas correctas. Todo debe realizarse en fe (Hebreos 11:4), “en espíritu” (Juan 4:24), y con temor y reverencia. Para cultivar una búsqueda sincera de Dios en las personas; hay que excluir del culto toda superficialidad en la adoración. Está bien sonreir, y hasta reir con alegría en ocasiones en que pudiéramos afirmar que Jesús mismo lo hubiera hecho. El gozo espiritual de experimentar al Señor es bueno y testifica de nuestra relación con Dios, pero no se debe confundir el verdadero gozo con la jocosa frivolidad de un chiste, de la rivalidad deportiva dentro de la iglesia, o de los dibujos graciosos de la corbata de algún individuo. Una de las mejores maneras de alimentar el temor y la reverencia en los que adoran a Dios es simplemente asegurarse de que cada elemento del culto enfoque su atención en Dios mismo. (ver recomendación uno)
4. Predicar expositivamente Muchos hombres creyentes en la Biblia piensan que están predicando la Biblia cuando no lo están haciendo. Hay una diferencia entre predicar de forma consistente con la Biblia y el predicar algo que evidentemente se extrae del texto. Por ejemplo, un hombre que anuncia el Salmo 23 como su texto, y luego predica sobre la importancia del bautismo o el pecado del aborto, puede estar proclamando verdades que son consistentes con la Biblia, pero no está predicando el mensaje del Salmo 23. Mark Dever define la predicación expositiva así: “La predicación expositiva es la que toma como punto para el sermón el punto de un pasaje particular de la Escritura” [Mark Dever, Nueve Marcas de una Iglesia Sana]. Predicadores, ya sea que utilicen un solo versículo, un párrafo, o un capítulo entero de la Escritura, prediquen de forma que sus palabras expongan de forma obvia, ilustrando y aplicando el verdadero punto de ese pasaje.
5. Dar la atención debida a la lectura pública de las Escrituras Me asombra cómo tantos hombres que luchan (y lo hacen bien) por defender la inerrancia de las Escrituras, no practican la lectura de la Biblia en el culto, excepto talvez por el breve texto del sermón. Irónicamente he visto muchas iglesias conservadoras que dan poca atención a la lectura pública de las Escrituras o del todo la ignoran, a pesar que afirman su fe en la Palabra de Dios y su deseo de obederla. En cambio he visto que ciertas iglesias liberales, pero que tienen una liturgia tradicional, y ellos sí incluyen en hasta cuatro lecturas bíblicas (una de cada grupo: Antiguo Testamento, Salmos, Evangelios y Epístolas) en los cultos dominicales. Y aunque con frecuencia el pastor viene después y predica exactamente lo opuesto a lo que dice la Biblia, sea como sea, se ha leído más de la Biblia que en ciertas iglesias que tienen el orgullo de ser escriturales. Una de las formas más fáciles para dar atención a la lectura de las Escrituras es leer continuadamente a través de los libros de la Biblia. Un capítulo cada semana. Si no obedecemos este mandamiento bíblico de leer las Escrituras en el servicio de adoración, ¿cuántas personas en su iglesia jamás encontrarán el mensaje de la Palabra de Dios, digamos en Malaquías, si no se lo leemos? Por cierto, aprendamos a leer las Escrituras - seamos expresivos. Practiquemos. Hagamos las pausas. Leamos la Biblia de tal forma que reflejemos “temor y reverencia” por el Señor y Su Palabra. Las palabras que se leen bien cumplen su función, las que se leen mal, no lo cumplen.
6. Orar! Estuve en un servicio hace poco de una hora y quince minutos, en el cual toda la oración que se hizo duró dos minutos. Un amigo me contó de cierta iglesia muy conocida y muy concurrida donde solamente se hacen dos oraciones en todo el culto que duran menos de 30 segundos. Aunque parezca exagerado, esto se está volviendo común en ciertas iglesias modernas. Es cierto, que los visitantes incrédulos pueden sentirse un poco aburridos en la oración, pero, ¿por qué vamos a dejar que los que están muertos espiritualmente dirijan la forma en la que debe orar el cuerpo de Cristo? ¿Podemos imaginarnos a los apóstoles y a la iglesia del primer siglo en un culto donde no había oración? La oración ferviente es un elemento básico y esencial.
7. Pasar de un elemento a otro del servicio con suavidad Esta es una aplicación de las palabras inspiradas, escritas por el apóstol Pablo, “Pero hágase todo decentemente y con orden” (I Corintios 14:40), lo cual es una mandamiento en un pasaje relativo al servicio de adoración. La práctica de anunciar el número del himno sin una sola palabra de motivación debe evitarse: “Ahora pasemos a la página 325, ahora pasemos a la página 227”. Una corta explicación de por qué vamos a cantar el himno de la página 227 podría ayudarnos a adorar mejor a Dios cuando lo cantemos. La brevedad en las transiciones es preferible. A la hora de planearlas, piense en una sola frase o un breve pensamiento a lo sumo. De lo que se trata es de ser lo más conciso posible, pero de ayudar a que la adoración fluya de un elemento del culto hacia el otro, y hacerlo dándole sentido al siguiente elemento. Por ejemplo, si acabamos de cantar “Sublime Gracia”, puede hacerse el cambio con la frase: “continuemos adorando a nuestro Dios de toda Gracia cantando el himno número 329: Gracia mayor que nuestro Pecado”. En esa oración, la congregación ha sido instruida con respecto a lo que sigue por hacer y se ha escogido ese himno porque queremos enfatizar en la gracia divina este día. No perdemos el hilo de nuestra adoración enfocada en nuestro Dios de Gracia. No todos los elementos necesitan una trancisión (por ejemplo el sermón). Algunas transiciones no necesitan que se mencione la actividad anterior. Cuando se va a realizar la lectura es apropiado dar atención a lo que hacemos y por qué, por ejemplo: “Abramos nuestras Biblias en el Evangelio según San Mateo, capítulo 10. La Biblia nos llama la atención con respecto a la lectura pública de las Escrituras, por eso cada día de culto, leemos un fragmento.” ¿De verdad queremos mejorar los servicios de adoración en la iglesia? Entonces consideremos las siguientes recomendaciones.
8. Procurar dar importancia a la actividad congregacional Nuestra cultura saturada de entretenimiento se ha metido en la iglesia. En muchas iglesias, la adoración conjunta de la congregación ha sido sustituida por una serie de participaciones artísticas que pretenden merecer aplausos. He estado en servicios donde la iglesia ha cantado solo dos himnos y ha escuchado media docena de participaciones musicales en el estrado. No permitamos que algún solista, un pequeño grupo, o un coro sea lo que caracteriza la adoración de la iglesia, en lugar de ser la voz conjunta de todo el pueblo la que levanta su voz en adoración a Dios. La adoración bíblica involucra a toda la congregación, promovida por líderes que presiden enfocándo todo siempre hacia Dios. Todo creyente que asiste a la Iglesia debe adorar, no debería haber simples observadores. Elevar alabanzas juntos, leer las Escrituras juntos y orar juntos. Recitar la oración del Señor juntos, etc. No debemos permitir que la adoración se convierta en una experiencia en la cual solamente “los encargados” participan o el pequeño grupo que sube a la plataforma, que en el mejor de los casos puede ser que en verdad estén adorando, pero que en muchos casos están simplemente dando un concierto.
9. Tener cantos congregacionales con acompañamiento musical y no música con acompañamiento congregacional El sonido de la música es tan alta en ciertas iglesias que uno no se puede escucharse ni a uno mismo cantar, mucho menos al resto de la congregación. Algunos pocos Salmos parece que proveen evidencia bíblica de que a veces la alabanza musical sea en alto volumen. Pero recordemos nuestras prioridades: los músicos están ahí para acompañar a la congregación, y no a la inversa. De forma especial las baterías o tambores son problemáticos en cuanto a esto. Si en su iglesia las usan, no permita que dominen la música
10. Evaluar el servicio de adoración con otros líderes cada semana Por lo menos en dos ocasiones he participado en la reunión de evaluación semanal del servicio de adoración en la Iglesia Bautista Capitol Hill en Washington, D.C. En el refrigerio del domingo por la noche, se le pide a cada persona que haga un pequeño comentario con respecto a los servicios de ese día. El resultado es una constante vigilancia y cuidado con respecto a la calidad de la experiencia de adoración. Esto además hace que los miembros comiencen a poner más atención a cada elemento del culto para poder dar su opinión después. También, como ventaja adicional, van surgiendo líderes que podrán presidir el servicio entre los que muestran más interés, esto mismo será su propio entrenamiento. Si algo merece la pena de hacerse bien, eso es la adoración de nuestro glorioso Dios. Si hay algo en la vida de la iglesia que merece el costo de hacer cambios, es la adoración de nuestro Dios Santo. No debemos hacer ningún cambio sin oración y la dirección del Espíritu Santo, pero tampoco podemos esperar mejora si no mostramos iniciativa.
Por Don Whitney- Traducido con permiso por Alexander León